Tras su independencia, Brasil estuvo mucho tiempo buscando su propia identidad a través de la literatura y el arte, al tiempo que trataba de hacerse un hueco en el comercio internacional. No fue fácil dada la inmensidad del país y lo incomunicadas que estaban algunas zonas.
La cachaça y por ende la caipirinha se ha sabido consagrar como un denominador común entre la mayoría de brasileños.
Se trata de un producto único que se fabricaba localmente, y por si fuera poco, en su momento se la consideró como un remedio contra la epidemia de gripe que asoló el país en 1918. Eso ya fue el súmmum, porque además de ser un coctel sabroso y refrescante era una bebida con propiedades curativas!, poco más hizo falta para extender su popularidad.
En el año 2003 el gobierno de Lula la instituyó bebida típica oficial de Brasil.